miércoles, 27 de marzo de 2013

Ananías, un discípulo de verdad


De Ananías no leemos mucho en la Biblia. Sin embargo, en Hch.9:10-19, leemos que él era un discípulo que ministró a Pablo, y en Hch.22:12 dice el apóstol Pablo que Ananías era un hombre piadoso o devoto – estos dos aspectos son las marcas de un verdadero discípulo de Cristo. Según el Nuevo Testamento son éstos los dos elementos clave que hacen de una persona un discípulo de Cristo, el carácter y la capacidad de servir al estilo de Jesús.


Un discípulo es primero que todo un aprendiz (Mt.11:29 / Lc.6:40). Como discípulos de Cristo aprendemos a ser como Jesús (Gal.4:19 / 2Cor.3:18) y aprendemos a hacer lo que Jesús hizo (Jn.14:12 / Mt.10:1-8). El proceso de aprender y el de ser un discípulo con estas características nunca termina durante la vida de un creyente. Siempre seremos discípulos de Cristo. Ananías refleja muy claramente lo que es, bíblicamente hablando, un discípulo: es una persona de carácter cristiano y una persona que sirve al estilo de Jesús. El discípulo refleja más y más el corazón de Jesús, Su carácter, y además es capaz de hacer todo tipo de cosas que también observamos en el ministerio de Jesús. Para llegar a ser los discípulos que Jesús espera que seamos, debemos ser “discipulados” – y este es un proceso de toda la vida. El “discipulado” es, entonces, el proceso continuo, a través del cual un discípulo:
  • Es enseñado para que conozca la sana doctrina, para que sea una persona que vive una vida que marca la diferencia, para que sea más como Jesús (Mt.5 a 7) y para que ministre como Jesús lo hizo (Jn.14:12). Si enviamos a los creyentes a servir sin el debido entrenamiento, capacitación, formación y adiestramiento, entonces los estamos enviando al campo de batalla sin las debidas herramientas y sin la debida preparación. Esto llevará a que muchos fracasen y a que los creyentes renuncien al servicio comprometido antes de tiempo.
  • Cambia su carácter a la imagen de Jesús (2Cor.3:18). Para que esto ocurra debe el discípulo de Cristo primeramente tener la disposición a cambiar su estilo de vida, su corazón, sus hábitos, etc. (Jn.13 / 1Pe.2:1-3). El discípulo de ser formado con la ayuda de la Palabra de Dios, la obra del Espíritu Santo, la comunión con otros creyentes, las circunstancias de la vida, etc. (2Tim.3:16-17 / 1Pe.1:6-9 / Hebr.10:24-25 / Ef.4:11-16 / Stg.1:3-4 / Prov.17:3). De Ananías leemos que él era un hombre devoto y con un buen testimonio (Hch.22:12). El carácter de todo servidor es lo que a la hora de la verdad pesa en el servicio como cristianos (Ex.18:21 / 1Tim.1:12 / 1Tim.3:1-7 / Hch.6:3 / 2Tim.2:15-24).
  • Crece en habilidades y capacidades (Ef.4:11-16 / Mt.10). El discípulo debe aprender a servir con sus habilidades, dones, capacidades y talentos (manos a la obra) para ministrar efectivamente (2Tim.3:16-17 / Hebr.10:24 / Ef.2:10). Ananías aprendió a escuchar la voz de Dios, fue capaz de ministrar al recién convertido Saulo la sanidad física, igualmente le ministró el bautismo con el Espíritu Santo, el bautismo en agua y además le confirmó el llamado que Dios ya le había aclarado a Saulo (Hch.9:10s).


APLICANDO

Anote tres lecciones o verdades que ha aprendido en esta lección:

¿Hay alguna cosa que usted debe corregir en su vida? ¿Algún pecado del cual debe arrepentirse?
  
¿Qué pasos o decisiones debe tomar para ser un discípulo como Ananías? ¿Qué pasos debe tomar para ayudar a otros a ser discípulos como Ananías?

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