jueves, 27 de diciembre de 2018

No te inquietes - espere con paciencia

"No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan. Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces vivirás seguro en  la tierra y prosperarás. Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al SEÑOR todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará. Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. Quédate quieto en la presencia del SEÑOR, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones. ¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso sólo trae daño" (Sal.37:1-8) NTV

Existen muchas cosas en la vida que nos inquietan, nos irritan o nos disgustan. Algunas de ellas son: ver al malvado prosperar mucho más que lo que prospera el justo (Sal.27:11-14 / Sal.37 / Prov.24:19); ver que otros tienen algo que a mi no se me concede, como en el caso de Ana que no podía tener hijos (1Sam.1:6-8); las circunstancias adversas de la vida (2Cor.4:8-14).
Frecuentemente vivimos inquietos porque las cosas no se nos dan tan rápido como lo esperamos que ocurran. Todo tiene que ser inmediato, especialmente cuando pedimos algo de Dios. Además, el mundo anda rápido y nos ofrece aparentes satisfacciones y soluciones rápidas, y no queremos perder ninguna oportunidad. En medio de todas las carreras que se viven en el diario vivir escuchar el llamado a esperar en el Señor es extraño y se nos torna en un desafío mayor; nos cuesta esperar; además exige mucha energía. Todo en el mundo nos dice: 'corra', mientras Dios nos dice: 'espere'. Nosotros preferimos actuar rápido porque tememos perder algo o llegar tarde. Por eso perseguimos lo que creemos es bueno para nosotros con mucho esfuerzo y estrés. Tomamos decisiones rápidas, actuamos basados en las primeras impresiones, y luego esperamos que Dios bendiga nuestros caminos, planes e ideas. Y cuando las cosas no se dan como pensábamos reaccionamos con ira, con desespero, con depresión, con rabia y finalmente le echamos la culpa de los infortunios a Dios (Prov.19:3).

No olvidemos que Dios es siempre bondadoso (Sal.27:13); Él es mi Salvador, mi Dios, mi roca (Sal.42:5 / Sal.61:1-2); Dios es misericordioso (2Cor.4:1); Él es fiel (Is.30:18); sabemos que el resucita a los muertos (2Cor.4:8-14). Dios Padre está muy pendiente de sus hijos y busca lo mejor para cada uno de ellos (Rom.8:35-39). 
Basados en esta verdad y entendiendo quien es Dios podemos confiar en Él y esperar en Su tiempo cuando Él va a actuar y mostrarnos Su camino para nosotros. Pero hasta que Dios actúe hacemos bien en dejar de correr y más bien debemos esperar con paciencia a que Él actúe (Sal.27:14). El poner la confianza en ejércitos no garantiza la victoria - poner la confianza en Dios y esperar en su intervención es lo que vale (Sal.33:16-22). Contar con el Señor y en Su Palabra nos lleva a estar tranquilos entendiendo que Dios tiene todo bajo control (Sal.130:5 / Sal.62:1.5).

Esperar en el Señor no es un acto de inactividad y pasividad. En el Salmo 37 se nos invita a confiar en el Señor, a deleitarnos en el Señor y a entregar todo lo que hacemos al Señor, a refrenar nuestro enojo, a dejar de preocuparnos porque el Señor tiene la última palabra.

"No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús" Filp.4:6-7) NTV 

(VER TAMBIÉN: Mt.6:25-33 / Mt.10:19 / Mt.13:22 / Lc.10:41 / 1Cor.7:32 / 1Pe.5:7)

jueves, 20 de diciembre de 2018

¿Qué hacemos con Jesús? Mt.2:1-12

"¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella mientras salía y hemos venido a adorarlo" (Mt.2:2) NTV (recomiendo leer todo el párrafo en Mt.2:1-11)

La historia de los sabios del oriente que encontramos en Mateo 2 puede llevar a que tengamos muchas preguntas acerca de la estrella y su procedencia, del lugar exacto de dónde venían, si de verdad eran 3 sabios o más, cuáles son sus nombres, etc. Podemos perder mucho tiempo especulando sobre estas cosas y no llegar a ninguna conclusión que edifique. Pero al mirar con más cuidado esta historia nos damos cuenta que lo realmente importante es que estos sabios no eran judíos y vinieron de lejos con el propósito de adorar al Rey que había nacido. 
  • Una de las lecciones, y probablemente la más importante, que aprendemos de estos sabios es la siguiente: Toda la humanidad está llamada a adorar al Rey de reyes. Estos sabios no eran judíos, venían más bien de una cultura pagana, de la Biblia no tenían mucho conocimiento, y de todas maneras vinieron con un propósito bien definido -  a adorar a Jesús. Jesús no es solamente el Dios de los judíos, también es el Dios de todos los humanos. Él es el Salvador de todo el mundo: de hombres y mujeres, de niños y adultos, de negros y blancos, etc. (Jn.3:16 / Mt.28:18-20). La profecía que dice que de todos los rincones del mundo se oirán alabanzas de adoración al Dios Creador del cielo y de la tierra se hace aquí una realidad demostrada (Sal.67 / Is.24:14-16 / Sal.117:1).
  • Comprendemos, además, que con esta y otras historias Dios está cumpliendo SU promesa de bendecir a Israel y a través de Israel a todas las naciones (Gn.12:1-3 / Gn.18:8 / Gn.22:18 / Gn.26:4 / Gn.28:14 / Hch.3:25-26 / Gal.3:8 / Apoc.7:9).
  • Es interesante notar las diferentes reacciones de la gente al enterarse del nacimiento de Jesús. Los consejeros de Herodes, quienes eran sacerdotes principales y maestros, tenían un cierto conocimiento acerca del nacimiento del rey. Ellos dieron la información correcta a los sabios del oriente respecto al lugar de Su nacimiento. Sin embargo, teniendo el testimonio de la Palabra de Dios y el relato de los sabios estos consejeros no hicieron ningún esfuerzo por ir a ver lo que estaba pasando en aquella aldea llamada Belén. Notaron que algo pasaba pero no los conmovió para nada. Los sacerdotes y maestros exhibieron su desinterés por lo que estaba ocurriendo en ese momento de la historia humana y de Israel. Cuando Herodes se entera de la noticia reacciona perturbado y comienza a hacer planes para matar a Jesús. Jesús se torna para él en una figura amenazante e incómoda, y por eso lo rechaza totalmente. Los sabios del Oriente, quienes desde lejos habían venido a Jerusalén, entendiendo el momento histórico, pagaron un alto precio por ver al Mesías, al Salvador. Estos sabios llegaron con el propósito de adorar al rey de los judíos. 
  • Algún tiempo antes de los hechos relatados en Mateo 2 ocurrió otra historia. Unos pastores que cuidaban ovejas, cerca al lugar donde Jesús había nacido - un establo, se enteraron por medio de ángeles de las Buenas Noticias. Ellos aterrados y a la vez curiosos fueron a ver si lo que escucharon era verdad. Ellos encuentran al niño acostado en un pesebre. Luego salen y cuentan la historia con todo el mundo. Finalmente regresan a sus trabajos glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído (Lc.2:8-20).
  • Que la navidad no sea para nosotros algo 'interesante' o algo que re-nombramos, o que le damos otra definición o contenido. Que la navidad no sea algo que no nos conmueve a ver lo que de verdad está pasando o ha pasado, y lo que ello podría significar para cada uno de nosotros personalmente. Que la navidad nos motive a buscar con esmero y con prisa un encuentro con el Hijo de Dios quien vino a salvar al mundo. Que la noticia de la venida del rey de los judíos y nuestro Salvador nos lleve a que personalmente adoremos al Rey y a invitar a otros a adorar al Rey.
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domingo, 2 de diciembre de 2018

CAPACIDADES vs CARÁCTER

"Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso  encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a  otros" (2Tim.2:2) LBLA

Cuando el apóstol Pablo le escribe a Timoteo desafiándolo a reproducirse en otros para que el ministerio pueda experimentar crecimiento y avance, él claramente coloca el tema del carácter sobre las capacidades o aptitudes. No es que las capacidades, dones, aptitudes, talentos y carisma no tengan un valor importante, pero la realidad es que el carácter viene primero. Timoteo es llamado a invertir en gente fiel para que luego sean preparados para la práctica del ministerio mismo. No se trata de ver dónde están las personas con grandes capacidades y luego tratar de hacer de ellas gente fiel y comprometida con Cristo. El texto en 2Tim.2:2 más bien nos sugiere que debemos encontrar a gente que ama al Señor y luego entrenarlos para el ministerio. Entendemos que el carácter también debe seguir cambiando. Sin embargo, no es aconsejable invertir en alguien quien tiene deficiencias considerables en su carácter y liberarlo al ministerio. 

Ministerios no han fracasado necesariamente por la falta de habilidades o capacidades, sino más bien por temas del carácter y de integridad. Capacidades con seguridad son importantes, pero el carácter debe ir primero.

Cuando un líder fracasa es porque el líder desde mucho tiempo ha descuidado so vida interior, su carácter, su integridad, su entrega a Dios y la obediencia a los mandamientos de Dios (1Tim.1:18-20). Es precisamente por eso que el apóstol Pablo también le escribe a Timoteo diciéndole que debe cuidarse a sí mismo y a la doctrina para salvarse a sí mismo y a los que le escuchan (1Tim.4:16 / VEA TAMBIÉN: Lc.21:34 / Hch.20:28 / Tit.2:7 / 1Pe.3:15-16 / Filp.3:18-19 / 2Tim.3:1-6 / 2Pe.2:1-3,12-22).

‘Cualquiera que sea el llamado que un hombre pretende tener, si él no ha sido llamado a la santidad, él ciertamente no ha sido llamado al ministerio’ Charles H. Spurgeon.

DAVID
"Y él los pastoreó según la integridad de su corazón, y los guió con la  destreza de sus manos" (Sal.78:72) LBLA

Para desarrollar el potencial que Dios ha colocado en cada uno de nosotros, quienes somos discípulos de Cristo, y si queremos poder completar la tarea encomendada por Dios (Mt.28:18-20), es necesario que trabajemos en cambiar personalmente, en cambiar el carácter (viviendo en integridad, cambiando a la imagen de Jesús - Gal.4:19), y también debemos poner atención en desarrollar el área de las aptitudes (dones, capacidades, habilidades, conocimiento, etc. - 2Tim.3:16-17).  Esos dos elementos deben estar en un equilibrio sano para poder llegar a ser gente de influencia, así como Dios quiere que lo seamos (Mt.5:13-16 / 2Tim.3:16-17 /2Tim.2:21 /Tit.2:24 / Tit.3:1 / Hebr.10:24).

De David se dice que era perfecto en su corazón, su carácter estaba marcado por la integridad y la sinceridad. Esta característica de su corazón influyó en el manejo de su vida y en el gobierno de la nación (su ministerio). David era un adorador de Dios, un hombre conforme al corazón de Dios (Hch.13:22). El carácter bueno y una vida de integridad es la base para el llamamiento y para el ministerio de impacto (Sal.101:1-8 / 1Re.9:4-5 / 1Re.15:5 / 1Tim.1:12). De David sabemos además que tenía aptitud, o cómo lo dice Sal.78:72: 'guio al pueblo de Israel con la destreza de sus manos' (Sal.144:1 / Sal.18:34 / 2Sam.22:35).

ANANIAS
De Ananías no leemos mucho en la Biblia. Sin embargo, en Hch.9:10-19, leemos que él era un discípulo que ministró a Saulo, al recién convertido, y en Hch.22:12 dice el apóstol Pablo que Ananías era un hombre piadoso o devoto. Estos dos aspectos que aparecen en la vida de Ananías nos enseñan lo que Dios espera de un cristiano. Según el Nuevo Testamento son éstos los dos elementos clave que hacen de una persona un discípulo de Cristo: el carácter y la capacidad de servir al estilo de Jesús.
  
  • Creyentes en Cristo que viven en un balance sano, entre tener un carácter formado a la imagen de Cristo y las aptitudes ministeriales necesarias para servir / ministrar, son discípulos con un gran potencial para influir, dejan un legado, multiplican discípulos y llegan bien al final.
  • Un creyente que solo tiene grandes aptitudes, pero que no tiene un carácter cambiado a la imagen de Cristo es una persona con un gran potencial para destruir vidas y organizaciones y va a crear además todo tipo de situaciones caóticas.
  • Un creyente que tiene un buen carácter, pero que le faltan aptitudes, si es un cristiano que no ha sido debidamente entrenado, entonces va a ser un buen y agradable cristiano, pero también será un discípulo que no influencia mucho, su impacto va ser limitado.
  • Un creyente sin carácter y sin respectivas aptitudes no va  a ir muy lejos y no traerá los frutos que Dios espera de cada uno de sus discípulos (Jn.15).
Esforcémonos por ser discípulos de Cristo que reflejan la imagen de Jesús y que hacen el ministerio al estilo de Jesús, y para que así cumplamos el llamado de Dios: ‘Vayan y hagan discípulos a todas las naciones’

Existe una gran tentación de llamar a gente al ministerio por sus dones y capacidades sin examinar cuidadosamente el carácter. La necesidad de gente que ayude en los diferentes roles ministeriales es a veces muy grande y la desesperación por llevar a cabo ciertos proyectos nos llevan a 'emplear' a gente por sus capacidades sin poner mucha importancia en cómo viven su vida con Cristo. La falta de carácter en un equipo de trabajo tiene consecuencias desastrosas a largo plazo. Gente talentosa con poco carácter hace mucho daño al ministerio y al testimonio de una iglesia. La falta de carácter nunca se puede compensar con el entrenamiento de capacidades y habilidades - aunque estas también son necesarias y deben ser entrenadas.

Deleguemos el ministerio a los fieles que van a ser aptos e idóneos para el ministerio. Si invertimos el orden que nos sugiere el apóstol Pablo en 2Tim.2:2 acerca del desarrollo de liderazgo, puede ser que esto provea resultados rápidos a corto plazo, sin embargo, veremos que esto trae problemas desastrosos a largo plazo.

lunes, 29 de octubre de 2018

¿Cómo vivir iglesia dinámica?


"Ahora bien, mis hermanos, hagamos un resumen. Cuando se reúnan, uno de ustedes cantará, otro enseñará, otro contará alguna revelación especial que Dios le haya dado, otro hablará en lenguas y otro interpretará lo que se dice. Pero cada cosa que se haga debe fortalecer a cada uno de ustedes" (1Cor.14:26) NTV

"Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen" (1Tes.5:11) NTV

¿Cómo podemos tener una iglesia viva que edifica a sus miembros, que crece y que es de impacto en la sociedad? Esta es una pregunta sincera, totalmente válida y llama a la reflexión. Tratamos por todos los medios de obtener una respuesta a esta pregunta. Por eso buscamos en libros, en conferencias y en modelos de iglesias aparentemente exitosas, mayormente en iglesias grandes, la respuesta al misterio de cómo vivir iglesia.

Frecuentemente pensamos que si tenemos un grupo de alabanza profesional, un edificio propio con su respectivo parqueadero para los autos de los asistentes, programas y grupos de ministerio de todo tipo, luces laser y humo, ujieres uniformados, etc., todo eso va a edificar la iglesia y la llevará al crecimiento tan deseado. Aclaro: no pienso que haya algo malo en tener todo eso si se dan las posibilidades, si eso es una preferencia, si el tamaño de la congregación lo permite. Sin embargo, ¿será que todo eso es lo que se necesita para tener una iglesia que vive iglesia con entusiasmo, con pasión cristiana y donde se cumple el mandato de Cristo de hacer discípulos? ¿Y qué de las congregaciones que no se pueden dar el lujo de tener todo eso? ¿Qué es lo que de verdad importa?

Pues si usted es un pastor de una iglesia de unos 50 a 100 miembros, seguro que se siente frustrado por no poder ofrecer todo ese tipo de cosas, algunas de ellas muy fascinantes, que parecen ser en algunos casos la solución al misterio de vivir iglesia. Bueno, primero recordemos que las iglesias que tienen todo eso no llegaron a tener eso en el primer día. Muchos de ellos comenzaron a ser iglesia siendo un grupo pequeño y haciendo cosas muy simples para vivir iglesia y cumplir con el llamado de Dios. Con el tiempo fueron creciendo y fueron añadiendo cosas y programas a la vida de la iglesia con la sincera intención de satisfacer ciertas necesidades de la congregación y edificar la iglesia. Sin embargo, no creo que todas esas cosas que ahora han implementado sean las indispensables y las necesarias para vivir iglesia, para satisfacer las necesidades de la gente, y para ser una iglesia sana que se multiplica y que cumple con la 'Tarea Encomendada' por Jesús.

Propongo que no compliquemos el ministerio en la iglesia y la manera de cómo vivir iglesia, iglesia que cumple con el mandato de Cristo. Recordemos que en los últimos tiempos nos vienen enseñando y recordando que una de las claves para vivir iglesia son los grupos pequeños, células, reuniones hogareñas, iglesia en casas o cómo sea que las queramos llamar - un principio que aprendemos de la primer iglesia en Jerusalén y en el libro de los hechos. Esto es porque allí en el grupo pequeño de verdad ocurre eficazmente la mutua edificación, el acompañamiento directo, la rendición de cuentas, la práctica natural de los dones espirituales, el evangelismo eficaz, el ministerio de los unos para con los otros, etc. Si su grupo o congregación es pequeño, entonces debería buscar cómo desarrollar la dinámica sana de un grupo pequeño fortaleciendo aspectos como las amistades, el relacionamiento sano, el sano rendir cuentas el uno al otro, las enseñanzas sanas y prácticas, la hospitalidad, el cuidado del necesitado, etc. En ese caso no hay que pensar en programas complicados ni en estructuras gigantes ni en gastar dinero por cosas que no son del todo necesarias para vivir iglesia. La dinámica de vivir iglesia como lo propone el apóstol Pablo en 1Cor.14:26 no requiere de estructuras complicadas. La dinámica del ministerio y el servicio de los unos para con los otros, cómo la Biblia lo propone, funciona mejor en grupos pequeños y puede llevarse a cabo en cualquier lugar.

La cita en 1Cor.14:26 nos da una dirección acerca de la posible dinámica de una congregación que vive iglesia. Los detalles en la práctica los debe experimentar y ajustar cada grupo pequeño y ver cómo lleva a la práctica el ministerio de los unos para con los otros para que ocurra edificación, fortalecimiento de la fe, acompañamiento, consejería, enseñanza, el uso equilibrado de los dones, la preocupación por el necesitado, etc. NOTA: Este principio lo debe igualmente considerar una iglesia grande y cómo es que puede y va a implementar esta dinámica y dar libertad para que se pueda vivir iglesia como el apóstol Pablo lo propone y ver los resultados que la Biblia espera que se den.

Al final TODA LA IGLESIA debe estar involucrada en la obra del ministerio - solo así hay crecimiento sano (Ef.4:11-16). Esta verdad la deben considerar todas las iglesias, ya sean pequeñas o grandes. La iglesia es el cuerpo de Cristo y cada miembro es importante y debe estar presto a servir con los dones que Dios le da. Consideremos los siguientes puntos:
  • Cada creyente tiene dones que Dios le ha dado. Y Dios espera que cada uno sirva a la iglesia y al mundo con sus dones. Todo creyente es parte del cuerpo y tiene una función específica (1Cor.12 / Rom.12 / Ef.4).
  • Cada creyente debe ser capacitado / entrenado / formado para que pueda hacer la obra del ministerio con excelencia a la cual Dios lo/la llamó (Ef.2:10).
  • La dinámica del ministerio de los unos para con los otros debe llevar a la edificación y al fortalecimiento de la fe en Cristo de la iglesia (no estamos jugando a la religión) - JUNTOS ayudándonos a cambiar a la imagen de Cristo; JUNTOS aportando para que crezcamos para no ser arrastrados por doctrinas falsas; JUNTOS crecemos para aprender a distinguir entre lo bueno y lo malo. CADA CREYENTE al cumplir con su función específica ayuda al desarrollo de los demás para ver una congregación que vive iglesia sana y llena de amor (1Cor.14:26 / 1Tes.5:11 / Hebr.10:25 / Hebr.5:11-14 / Ef.4:11-16).
  • Todo debe hacerse en orden (1Cor.14:26-33.40 / Rom.13:13 / Col.2:5 / Tit.1:5)
"Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles,  los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios  para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el  cuerpo de Cristo. Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad  en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en  el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de  Cristo. Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas  que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la  verdad. En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la  cabeza de su cuerpo, que es la iglesia. Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada  parte, al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se  desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de  amor" (Ef.4:11-16) NTV

martes, 23 de octubre de 2018

Contando números vs midiendo impacto


“. . .  ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan? Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán. Y nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan” (Mt.9:14-17) LBLA

¿Cómo afecta nuestra manera de pensar nuestro llamado y el cumplimiento de la tarea encomendada? ¿Será que un cambio de ciertas maneras de pensar acerca de la iglesia puede llevarnos a tener más impacto en nuestra comunidad de hoy día?
Como sea, estamos llamados a renovar nuestra mente de manera constante ya que la manera de pensar afecta nuestro estilo de vida y la manera cómo hacemos las cosas: 2Cor.10:3-5 / Rom.12.1-2 / Rom.13:14 / Ef.4:22-24 / Col.1:21 / Col.3:10

Hoy en día nos gusta medir lo que pasa en y a través de la iglesia en números de asistentes, en los programas que se llevan a cabo, el edificio en el que se llevan a cabo todas las actividades de la iglesia, etc. Esto lleva fácilmente a que nos comparemos el uno con el otro, empleándonos a nosotros mismos como estándar de medición (2Cor.10:12). Sin duda puede llevar este tipo de medición a actitudes de orgullo, a elogio personal, a jactancia y al desprecio de otros ministerios (2Cor.10:15-18).

Jesús estaba interesado en formar a los discípulos para ser obreros en la cosecha (Mt.4:19). Él no se dejó impresionar ni distraer por los números de personas que lo seguían comparando el número con los que seguían a los religiosos de aquel entonces (Jn.6). De hecho, en una ocasión, después de una enseñanza que no gustó mucho, multitudes lo abandonaron. Eso no lo estresó para nada. Jesús buscaba otros valores.

¿Cómo entonces podemos o debemos medir el estado de nuestras iglesias? ¿Se mide el estado de la iglesia por los números de asistentes, por el presupuesto, por las edificaciones, por los programas, por el equipo de sonido, por el grupo de alabanza, por las luces, por el humo, por la pantalla, por …?
¿O será que nos ayudaría si nos concentramos y enfocamos en lo esencial del ministerio eclesial, en vez de estar excesivamente preocupados por perfeccionar cosas externas? ¿Será que vivimos ahora en un tiempo en el que debemos medir el éxito de la iglesia de manera diferente y más bien evaluar su impacto en la comunidad y en cómo ésta transforma a su comunidad?

¿Será que es el tiempo para que revisemos profundamente si el ministerio de la iglesia está cumpliendo con la ‘Tarea Encomendada’ por Jesús, como por ejemplo: haciendo discípulos que discipulan (Mt.28:18-20); ayudando a que matrimonios en crisis sean reparados; contribuyendo que relaciones interpersonales mejoren; entrenando a todo creyente en la iglesia para la obra del ministerio en el entorno en el que Dios los ha colocado; cuidando que la gente en la iglesia esté creciendo en la fe y en un estilo de vida que glorifica a Dios, trabajando para que los aun no-alcanzados con el Evangelio de Jesucristo sean alcanzados?

La pregunta de cuán grande es su iglesia sigue siendo interesante, pero no puede ser la manera cómo medimos el impacto, la salud y la relevancia de la iglesia.

Si queremos ser la luz y la sal, cómo Jesús dice que lo somos, entonces debemos constantemente revisar las maneras cómo hacemos el ministerio y si éste está cumpliendo la obtención de los resultados que Jesús espera que logremos – hacer discípulos a todas las naciones (Mt.28:18-20 / Mt.24:14).
Cómo alguien dijo: ‘No podemos seguir haciendo las mismas cosas de la misma manera y esperar resultados diferentes’. Esto lo debemos considerar especialmente si lo que hemos estado haciendo ya no sirve el propósito y no obtiene los resultados que Dios quiere que se obtengan. Tampoco vamos a avanzar mucho si solo estamos copiando métodos, programas, tácticas que otros están usando y que parecen tener éxito.

La iglesia de hoy día requiere de una nueva manera de pensar acerca del ministerio y de la tarea que se le ha encomendado (Rom.12:1-3 / 2Cor.10:3-6). No se trata de tirar por la borda todo lo viejo. Es verdad, debemos determinar lo que no se puede cambiar (valores, principios, doctrinas), luego evaluar las maneras, métodos, estilos y su efectividad, y luego considerar los cambios necesarios.
Los odres deben ser los correctos para poder hacer la obra y cumplir con el llamado de Dios. Hay odres que no solo no ayudan sino que son impedimentos y peligrosos. La pelea por preservar los odres viejos se torna frecuentemente en una herramienta del diablo para frenar la obra de Dios (Mt.9:10-17).
Aunque un odre haya funcionado bien en el pasado llega el tiempo cuando hay que cambiarlo para poder armar el futuro fructífero. Sin embargo, hay que examinar bien cuáles son los odres correctos para la ejecución de la comisión.

Todo cambio puede ser incómodo y requiere de energía, tiempo y dedicación comprometida. Además, cada cambio requiere que desechemos algo que pudo haber sido funcional en un pasado, pero que ahora no sirve. Un cambio de pensamiento (cambio de paradigma) también requiere que abracemos un nuevo pensamiento, que aceptemos un nuevo odre, y que procedamos con sabiduría al implementarlo en la vida diaria de la iglesia.

Para recoger la cosecha que Dios quiere que se recoja en estos tiempos es importante y necesario que adoptemos una visión clara de lo que Dios espera de nosotros y de la iglesia y que optemos por maneras de pensar y de hacer las cosas que de verdad benefician la obra de Dios.
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viernes, 12 de octubre de 2018

¿Cómo están nuestros oídos?



"Pues Dios habla una y otra vez, aunque la gente no lo reconozca" (Job 33:14) NTV - Leer todo Job 33

"»¡Oh, Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste" (Lc.13:34) NTV

"Pues llegará el tiempo en que la gente no escuchará más la sólida y sana enseñanza. Seguirán sus propios deseos y buscarán maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. Rechazarán la verdad e irán tras de mitos" (2Tim.4:3-4) NTV

  • PARA SER BUENOS OIDORES de la voz de Dios debemos prestar atención a Su Palabra (Lc.11:31 / Ecl.5:1 / Hebr.5:11). Debemos ser gente rápida para escuchar y lentos para hablar (Stg.1:19). María se sentó a los pies de Jesús para escuchar Sus enseñanzas y Jesús alabó su actitud (Lc.10:39). Tener sincero interés (hambre) por escuchar la Palabra de Dios lleva a que finalmente escuchemos el mensaje de Dios, aquel mensaje que trae verdadera salvación (Hch.10:33 / Hch.13:42-43 / Hch.7:51-54).
  • HAY COSAS QUE TAPAN LOS OÍDOS espirituales - por ejemplo: Dejarse llevar por los propios deseos y buscar que estos sean satisfechos a nuestra manera (2Tim.4:3-4 / Jer.7:23-24). Negarse (Excusarse, evadir - Lc.14:18-19) el escuchar la Palabra de Dios porque hay otros intereses que predominan (Hebr.12:25 / Lc.13:34 / Lc.15:28 / Sal.81:11 / Jer.44:4-6 / Zac.1:4 / Mt.22:3 / Hch.3:14-15). Preferir las cosas malvadas y la mentira - esto inhabilita el escuchar la verdad de Dios. Amar más la oscuridad que la luz (Jn.8:43-44 / Jn.3:19 / Prov.1:24-30). Odiar el conocimiento de Dios y no temer a Dios (Prov.1:29). Tener un corazón endurecido; el corazón se ha hecho insensible por preferir los deseos pecaminosos y por apartarse voluntariosamente de la verdad siguiendo mitos  - (tienen dificulta en recibir y comprender) (Mt.13:15 / Jn.8:43-44 / Hch.7:57).

"Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»" (Lc.24:32) NTV

"Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia deshonesta" (Sal.119:36) LBLA

martes, 2 de octubre de 2018

Jesús dijo: 'Tienen que nacer de nuevo'



"Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace  de nuevo no puede ver el reino de Dios" (Jn.3:3) LBLA

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es ; las cosas viejas  pasaron; he aquí, son hechas nuevas" (2Cor.5:17) LBLA

Celebramos que la salvación que se nos ofrece por parte de Dios es totalmente una obra de Dios, una acción divina de misericordia y de amor para la redención de los humanos (Jn.3:16). No aportamos nada a ella con nuestras buenas obras (Ef.2:1-10). Jesús es el sustituto quien pagó por nuestros pecados. La salvación se nos ofrece como un regalo no merecido (Ef.2:4-5).
La respuesta humana adecuada a ese regalo es el arrepentimiento sincero por haberse rebelado contra Dios y la aceptación del mismo mediante la fe en Jesucristo el Salvador y Señor (1Pe.1:3 / 2Tes.2:13-14 / Hch.13:48 / Hch.15:9 / Ef.2:8).  
Una vez que nos acerquemos a Dios mediante Jesucristo 'nacemos de nuevo', la vieja vida ha pasado y una nueva vida ha comenzado (2Cor.5:17). El milagro del nacimiento de nuevo ocurre por medio de la Palabra de Dios que obra en nosotros, junto con el Espíritu Santo (Jn.3). El nuevo nacimiento es obra divina. Santiago lo describe de la siguiente manera: 'Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión' (Stg.1:18.21) NTV (Jn.1:13 / 1Pe.1:23 / 2Tim.3:15).

Una vez que hemos entendido y respondido a estas maravillosas verdades, experimentamos el milagro interno llamado el 'nuevo nacimiento'. Esta verdad maravillosa nos debe llevar a presentar fielmente el evangelio. Las verdades del Evangelio deben permanecer puras y sin compromisos para que aquellos que las escuchan y responden debidamente, de hecho, “nazcan de lo alto” por el Espíritu de Dios (Jn.3:6 / Ef.1:13). Los cristianos no deben ser personas que simplemente han cambiado su opinión acerca de Dios o que simplemente sienten pena por sus pecados. Más bien, están destinadas a ser personas tan cambiadas por el Espíritu Santo que se puede decir que han "nacido de nuevo". ¿Qué ocurre cuando una persona nace de nuevo?
  • Ahora hay nuevos deseos y una nueva fuerza que nos mueve (Rom.8:9 / Gal.5:17 / 1Jn.3:9 / Col.2:11)
  • Llegamos a ser el templo del Espíritu Santo - El Espíritu Santo habita ahora en el creyente (1Cor.3:16 / 1Cor.6:19). Somos hijos de Dios (Jn.1).
  • Tenemos ahora una nueva mente enfocada en las cosas de Dios (Rom.8:6 / Gal.5:17).
  • Aunque seguimos con la libertad de decidir entre el bien y el mal, el Espíritu Santo ha puesto una nueva mente y un nuevo corazón en nosotros, a tal punto que ahora odiamos lo que hacíamos en el pasado y deseamos lo de Dios (Hebr.10:16 / Jer.31:33 / 1Jn.3:9-10 / 1Jn.5:18).
  • Un creciente amor por Dios y por el prójimo se manifiesta en el nacido de nuevo (1Jn.4:7 / 1Jn.5:1).
  • Un creciente amor por la Palabra de Dios (1Pe.2:1-3 / Sal.19:7-10 / Hebr.5:12-13).
"En presencia de Dios y de Cristo Jesús - quien un día juzgará a los vivos y a  los muertos cuando venga para establecer su reino - te pido  encarecidamente: predica la palabra de Dios. Mantente preparado, sea o no el tiempo  oportuno. Corrige, reprende y anima a tu gente con paciencia y buena  enseñanza" (2Tim.4:1-2) NTV

sábado, 29 de septiembre de 2018

Arrepentimiento - Fe - Salvación



"He tenido un solo mensaje para los judíos y los griegos por igual: la necesidad de arrepentirse del pecado, de volver a Dios y de tener fe en nuestro Señor Jesucristo" (Hch.20:21) NTV

De una persona que se acerca a Cristo se espera que reconozca su naturaleza pecaminosa y su necesidad urgente de un Salvador (Rom.3:21-26 / Rom.6:23). Esto debe ir acompañado de un verdadero arrepentimiento de sus pecados, de una sincera fe en Cristo y un aceptarle como el Salvador, cuya muerte y resurrección son la única provisión para la reconciliación del humano con Dios y para recibir la vida eterna.

El arrepentimiento es fundamental para entrar en el Reino de Dios, para llegar a ser un cristiano verdadero y para ser un discípulo de Cristo (Mt.3:2 / Mt.4:17 / Lc.13:5 / Mt.6:12 / Hch.2:38).

El mensaje de Juan el Bautista fue claro: El que se arrepiente y ordena su vida con Dios, va a ver las bendiciones de Dios en su vida y va a ser una bendición para el mundo (Mt.3:2.11). 
Un elemento clave del mensaje de Jesucristo era el arrepentimiento (Mt.4:17 / Mt.12:41 / Mt.21:29:32).
Los apóstoles predicaban el arrepentimiento como paso fundamental para acercarse a Dios y conectarse con su Salvador (Hch.2:38 / Hch.3:19 / Hch.11:18 / Hch.20:21 / Hch.26:20 / 2Cor.7:10).

Es importante entender que el arrepentimiento es más que solamente decir: ‘lo siento’. Es mucho más que solo sentirse mal por haber cometido un pecado. Según la enseñanza de la Biblia el arrepentimiento es una nueva manera de pensar que lleva a una nueva manera de actuar. Es un cambio completo en el pensar y en el actuar. Es una decisión que lleva a orientarse hacia Dios. El arrepentimiento es una decisión que lleva a acciones de obediencia a los mandamientos de Dios, ya que queremos ahora agradar a Dios y responder a Su amor para nosotros. (1Jn.5:1-3 / Jn.14:21-24 / Dt.10:12-13).

El sincero arrepentimiento produce un dolor tan profundo por haber ofendido a Dios que conduce tanto a una confesión de pecado como a una confesión de Jesús como Señor y Salvador; produce un firme alejarse del pecado como también lleva a la sumisión voluntaria a la autoridad de Cristo (2Cor.7:9-11). Alguien dijo: 'La gracia barata es la predicación del perdón sin esperar verdadero arrepentimiento'. Solo el arrepentimiento genuino produce frutos auténticos de un profundo cambio de vida - estos cambios son esperados de todos aquellos que siguen a Cristo (Mt.3:8 / Hch.26:20 / Rom.2:4-7).

El pecador, si es que quiere ser salvo de su condición de pecador, debe arrepentirse de sus pecados y debe asirse del Salvador de su alma: Jesucristo. La fe en Jesús es la condición clave que Dios exige del hombre para su salvación (Ef.2:8-10). Pero la fe es más que solo una confesión acerca de Cristo, es una fe que se identifica en el bautismo en agua con la muerte y resurrección de Cristo como la base de su salvación y lleva a la obediencia a los mandatos de Cristo que incluye el apartarse de un estilo de vida pecaminoso (Hch.2:37-38 / Lc.15:11s / Hch.8:35-38).

LA BUENA NOTICIA es que Jesús vino a este mundo para salvar a la gente de sus pecados. La Buena Noticia se resume de la siguiente manera: Cristo murió por nuestros pecados, no los de Él - Él no tenía pecados. Jesús pagó el precio por nuestros pecados y nos ofrece el perdón de nuestros pecados y la vida eterna - y lo mejor de todo, Él nos lo ofrece gratis. Es un regalo que solamente tenemos que aceptarlo o rechazarlo (Mt.1:21).

Aceptar la BUENA NOTICIA es nuestra decisión. Tenemos que admitir nuestra condición de pecadores y nuestra necesidad de un Salvador. Auto-medicarse o tratar de salvarse a sí mismo no funciona. Tampoco funciona pretender pagarle a Dios por la salvación o tratar de comprar de Él el perdón. Arrepentirse de sus pecados y creer en Jesús el Salvador es la única cura para semejante enfermedad mortal (Ef.2:8-10 / Rom.3:20.27-28 / Rom.9:16 / Rom.11:6 / 1Cor.1:29-31 / 2Tim.1:9 / Tit.3:3-5).

¿Ha abrazado usted la verdadera salvación en Cristo? Los que creemos en Jesús podemos festejar la tan grande salvación que tenemos en Jesús. ¡Demos gracias a Dios por el perdón de los pecados y la vida nueva en El!

viernes, 21 de septiembre de 2018

Justificados por Gracia


"Pero ahora, tal como se prometió tiempo atrás en los escritos de Moisés y de los profetas, Dios nos ha mostrado cómo podemos ser justos ante él sin cumplir con las exigencias de la ley. Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere. Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados"  (Rom.3:21-24) NTV

En Romanos 3, Pablo explica que la justicia (estar en correcta relación con Dios) no está relacionada con el cumplimiento de las exigencias de la ley (Rom.3:21). Con esto quiere decir que el estar en buena relación con Dios no se alcanza a través de sistemas de conducta humana, sea que estén basados en la ley de Moisés o en otro código de conducta. Más bien, la salvación viene libremente por Su gracia, como regalo inmerecido (Rom.3:24).
Dios ha actuado en Cristo para proporcionar el único medio posible para la salvación de los humanos, y es totalmente inmerecido. Se puede obtener solo a través de la fe en Cristo. Su muerte, sepultura y resurrección son la base de nuestra salvación, y nada se le puede quitar y nada se le puede añadir. Es una cuestión de gracia (favor inmerecido) por parte de Dios y fe por el lado humano (Ef.2:1-10).

La Gracia está directamente ligada a Cristo. No fue solamente una corazonada de Dios que lo llevó en algún momento a expresar gracia, perdón, aceptación, todo en favor de nosotros los humanos. Para que la justicia fuera totalmente satisfecha era necesario que aquellos que pecaron, y todos pecaron (Rom.3:23), fueran castigados (Rom.6:23).
La única alternativa que existe para que los humanos pecadores no experimenten el castigo merecido es la muerte de Cristo, el Hijo de Dios - Cristo muriendo por nosotros (Hebr.9:12-15 / 1Pe.1:18-19 / 1Pe.2:24 / 1Pe.3:18 / 1Jn.4:10 / Apoc.5:9). La salvación de los pecadores es solamente a través de la gracia. No hay nada bueno en nosotros ni nada bueno podemos hacer para obtener el favor de Dios. La única salida es Cristo. Solo nos queda venir a Jesús y arrojarnos delante de ÉL, confiar en Su misericordia y amor infalibles, así como lo dice Su Palabra. Él nos compró con Su sangre. y nos ofrece vida eterna a todos aquellos que creen en Él.

A DIOS SEA LA GLORIA Y LA ALBANZA Y LA ADORACIÓN: ". . . para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre  nosotros en el Amado. En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros  pecados según las riquezas de su gracia" (Ef.1:6-7) LBLA

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Por gracia son salvos


"Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas" (Ef.2:8-10) LBLA

En nuestra predicación del evangelio es importante enfatizar la verdad de que la salvación encuentra su base en la gracia de Dios y no en las obras humanas o en la realización de rituales religiosos. Esto no significa que excluyamos el lugar legítimo de las buenas obras en la vida de un cristiano, pero claramente separamos las obras que hace un creyente porque él o ella es salvo/a de lo que alguien hace en un intento equivocado por ganar la salvación por medio de las obras. La obra redentora de Jesucristo en la cruz es la única provisión de Dios para nuestra salvación. Solo Cristo es el Justo cuya justicia se imputa a los creyentes que no tienen justicia propia.

Cuando el apóstol Pablo habla de 'no por obras' no solamente está haciendo referencia a la ley mosaica, sino a todo esfuerzo humano a través de los cuales los seres humanos intentan obtener la salvación. El propósito de Dios al proporcionar la salvación por la gracia en lugar del esfuerzo humano, es excluir la jactancia, o sea, que los humanos se atribuyan el mérito de su salvación. Creer que puedo salvarme por medio de esfuerzos humanos no solo conduce a la auto-gratificación sino también al orgullo ante Dios (Rom.4:2) y a un sentido de deuda o recompensa (Rom.4:4). Pero, debido a que nuestra salvación es por gracia, Dios ha excluido cualquier posibilidad de jactancia humana. Él no nos debe nada. Todo lo que recibimos de Él es un regalo lleno de gracia.

La gracia la recibimos al abrazar personalmente el plan de salvación de Dios. [1] Reconociendo que somos pecadores y que estamos espiritualmente muertos, y que no hay nada que podamos hacer para ganar nuestra salvación - no importa cuánto lo intentemos. [2] Luego, debemos confiar en que la obra de Jesucristo en la cruz es la provisión de Dios para nuestra salvación - por eso nos arrepentimos de nuestros pecados y abrazamos el regalo de Dios por fe.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn.3:16) LBLA.
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sábado, 4 de agosto de 2018

Cuida tu corazón


"Con toda diligencia guarda tu corazón, 
porque de él brotan los manantiales de la vida" 
(Prov.4:23) LBLA

El libro de Proverbios hace un llamado serio en cuanto al cuidado de nuestro corazón. Dice que de él 'mana la vida' o cómo lo traduce LBLA 'brotan los manantiales de la vida'. La NTV lo expresa de la siguiente manera: 'determina el rumbo de la vida'. Nuestras palabras, nuestros pensamientos, nuestras decisiones, nuestras actitudes, nuestras acciones, nuestros valores y prioridades son determinadas por lo que hay en nuestro corazón (Hebr.12:15).

La Palabra de Dios nos da a entender claramente que los frutos que una persona produce en su vida, dependen de las raíces (Rom.11:16 / Stg.3:12 / Prov.4:23). Un árbol malo no puede producir buenos frutos (Mt.7:16-20). Por lo contrario, si el árbol es bueno va a producir buenos frutos (Mt.12:33 / Lc.6:43-44).
Del corazón es que salen las diferentes cosas que se manifiestan en la vida - el corazón es la raíz del humano (Mt.15:17-20 / Mt.12:34). Dios le dio al hombre el potencial para dar buenos frutos en su vida, pero en algún momento dado, algo pasó y los frutos que el hombre produce por naturaleza son malos (Is.5:2-4 / Jer.17:9 / Jer.2:21). Es solamente con la intervención de Dios que una fuente amarga puede ser cambiada en una fuente de agua dulce (Ex.15:22-25 / 2Re.2:19-22).

Una vez que hayamos permitido que Dios limpie nuestro corazón debemos tomar en serio el llamado a mantener el corazón limpio y seguir en el camino recto (1Cor.6:11 / 1Jn.1:7-10 / Sal.56:13 / Ef.5:8). El llamado es a proteger nuestro corazón de toda maldad, de amargura, envidia, odio, ira, idolatría, etc. Si estas cosas invaden, contaminan y controlan nuestro corazón, entonces no debemos sorprendernos que las decisiones que tomamos no sean las mejores. (Hebr.3:12 / Hebr.12:15 / Prov.23:19 / Jos.6:18 / Ef.5:3 / Col.3:5). Hay que cuidar lo que sembramos en nuestros corazones - eso nos eleva a dimensiones divinas o nos hunde en la desgracia (Gal.6:7 / Filp.4:8).
Si el corazón está lleno de Dios, de Su amor, de Sus valores, entonces saldrán de él palabras buenas, sanas, verdaderas, llenas de amor.

También hay que guardar nuestra vida de cierta gente mala que aporta a la contaminación de nuestro corazón. Igual hay que alejarse de relaciones insanas, de actividades cuestionables, y de todo aquello que entra por los ojos u oidos y que no es bueno o puro (Sal.1 / Prov.1 / 1Cor.15:33 / 1Cor.5:6 / Prov.13:20 / 2Tim.2:16-18 / 2Pe.2:2,18-20).

Tomemos este llamado en serio y protejamos con todo el necesario esfuerzo nuestro corazón para que de él broten cosas lindas, amables, cosas que agradan a Dios. Esto nos va hacer bien a nosotros y va a dar gloria a Dios. Sembremos las cosas del Espíritu y cosecharemos el fruto del Espíritu Santo (Gal.6:5-10).

"Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de  alabanza" (Filp.4:8) NTV

OREMOS: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el  camino de la vida eterna" (Sal.139:23-24) NTV (Sal.139:1 / Sal.26:2 / Prov.17:3).
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viernes, 3 de agosto de 2018

La liberación de los sufrimientos (Rom.8:18-23)


"Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo" (Rom.8:18-23) LBLA

Todos los cristianos sufren y experimentan en algún momento de la vida aflicciones. La palabra sufrimientos hace alusión a todo tipo de sufrimientos que una persona pueda experimentar en la vida. Estos sufrimientos, luchas y aflicciones pueden ser de índole material, emocional, espiritual, físicos (enfermedades, persecución, pérdidas, lucha espiritual, abuso, envejecimiento, dolor, debilidad, etc.) (Hch.14:22). El que pasemos por sufrimientos nos recuerda constantemente que aun no hemos llegado al cielo ni a la nueva tierra donde no habrá llanto ni dolor (Apoc.21:1-4). Sin embargo, es importante notar que el sufrimiento no es sin propósito.

  • Sufrimos a fin de que seamos glorificados con Cristo (Rom.8:17). 
  • Los sufrimientos y las aflicciones son necesarias para probarnos, purificarnos e invitarnos a vivir una vida ordenada delante de Dios y del prójimo (2Pe.1:6-7 / Hebr.12:5-11 / Lc.13:1-5). 
  • Los sufrimientos hacen que el creyente dependa cada vez más de Dios (2Cor.1:8-11). 
  • Los sufrimientos nos hacen mejores servidores y ministros (2Cor.1:3-6).

Los sufrimientos, aflicciones y luchas que experimentamos en esta vida no es nuestro final ni nuestra meta. Hay una gloria que será revelada y que no se puede comparar con nada vivido en esta tierra (Rom.8:18 /Col.3:4 / 2Tes.1:7-12,14 / 1Pe.4:13 / 1Pe.5:1 / 1Jn.3:2).

La creación entera sufre las consecuencias del pecado. Ella fue sometida a vanidad - no alcanza los resultados para los cuales fue creada. Hay una interrelación entre los humanos y el bienestar de la tierra. Lo que vemos hoy ocurrir en el mundo no es el plan original de Dios con la creación (Rom.8:19-20). La creación sufre los efectos del pecado, está bajo maldición, sufre violencia, es profanada - todo esto por el pecado de los humanos. La creación no buscó ser condenada a la corrupción. Por la causa del hombre fue sometida a maldición (Gn.3:17-19 / Gn.5:29 / Gn.6:13 / Is.24:5-6 / Jer.12:4,11 / Jer.14:5-6 / Os.4:3 / Joel 1:18).

La otra realidad es que la creación está esperando ansiosamente (estira la cabeza en una espera anhelante y profunda de algo proveniente de un cierto lugar / Rom.8:19,23 / Filp.1:20) el momento cuando los hijos de Dios serán glorificados. Entonces llegará el momento en el que Dios crea cielos nuevos y tierra nueva (Is.65:7 / Hch.3:21 / 2Pe.3:11-13 / Apoc.21:1-5). Mientras tanto la tierra gime y sufre dolores de parto hasta ahora, queriendo ver cumplir el plan de redención divino - ella fue sometida a vanidad en la esperanza de que ella misma será también liberada de la corrupción (Rom.8:20-22). En la revelación de los hijos de Dios la creación también será liberada de la corrupción y de la maldición que experimenta por culpa de los humanos (Rom.8:21 / 2Pe.3:10-13).

Como creyentes en Cristo tenemos viviendo en nosotros el Espíritu Santo y con ello ya experimentamos la primicia (primer fruto) de lo que ha de venir en su plenitud. El Espíritu Santo en nosotros es el primer fruto de lo que será la total cosecha/resultado de la cruz. Ya hemos comenzado a vivir la vida abundante y eterna. Si el primer fruto es tan sabroso, entonces ¿cómo será la plenitud? (Rom.8:15-16,23-27 / Rom.5:5 / 2Cor.5:5 / Ef.1:14).
Pero la perfección aun no se manifiesta. Por eso el creyente, igual que el resto de la creación, gime en su interior anhelando la redención de su cuerpo - queremos ser librados completamente de los sufrimientos y limitaciones de este mundo (Filp.3.20-21 / 2Tim.4:8 / Tit.2:13 / Hebr.9:28 / 1Jn.3:2 / Lc.21:28 / Ef.1:4 / Ef.4:30 / 1Cor.15:50,53-53 / 2Cor.5:2).

Entendiendo lo que se nos viene esperamos, en medio de cualquier sufrimiento, la intervención final de Dios; la esperamos con paciencia, cuidando nuestro caminar con Cristo y sirviendo a Dios y al prójimo como Dios manda (Rom.12:12 / Hebr.6:12,15 / Stg.5:7-11 / Sal.37:7-9 / Sal.62:1,5-6 / Sal.130:5-7 / 2Tes.3:5 / Hebr.10:36 / Hebr.12:1-3 / Stg.1:3-4 / Apoc.1:9 / Apoc.14:12).
Nuestra espera no es fatigosa ni frustrante. Es una espera llena de expectación y de gozo. Por fuera vivimos los desafíos de un mundo afectado por el pecado, tenemos que enfrentar dificultades, sufrimientos, muerte, corrupción, etc. Pero recordamos que el cristiano no vive solo en este mundo - también vive en Cristo y el Espíritu Santo vive en él. No miramos solo hacia este mundo sino hacia arriba de donde nos viene toda ayuda para salir adelante en esta vida y luego vivir la plenitud de la redención.
Vemos la destrucción que trae el pecado, pero también vemos a Dios y Su poder, Su misericordia, Su amor y Sus promesas de vida. El cristiano no espera la destrucción final y la muerte eterna, sino la vida eterna y la manifestación total de la salvación divina.
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lunes, 30 de julio de 2018

Escuche - Mire - Obedezca

ESCUCHE BIEN - MIRE ATENTAMENTE - PRACTIQUE EL ARREPENTIMIENTO:

Cuando escucha la Palabra de Dios, cuando la estudia, cuando medita en ella, entonces permita que ella de lleve al arrepentimiento (cambiar de rumbo).

Si nos exponemos a la Palabra de DIos vamos a notar que ella con gran frecuencia nos muestra lo que no anda bien en nuestra vida - expone nuestros pecados. En el momento que la Palabra de Dios toca su corazón, si despierta su conciencia, si revela su estado incorrecto en relación con Dios y el prójimo, entonces no dude en parar un momento y arrepentirse de sus pecados - confesándolos, pidiendo perdón, si es necesario hacer restitución y dándole un nuevo rumbo al asunto y a la vida. La verdad de la Palabra de Dios nos hace verdaderamente personas libres.

"Pero no sólo escuchen la palabra de Dios, tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo. Te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero, si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y si la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia" (Stg.1:22-25) NTV

sábado, 28 de julio de 2018

La esperanza en los sufrimientos



"Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre" (2Cor.4:16‭-‬18) NTV

El creyente cristiano y en especial los servidores/ministros del Señor enfrentan momentos difíciles y sufrimientos en la vida (2Cor.4). El apóstol Pablo menciona en sus cartas algunas de las cosas que él vivió. Él dice: Somos vasijas frágiles de barro, presionados por dificultades, estar perplejos (estar sin recursos, en apuros, sin saber qué hacer), perseguidos, sufriendo el desgaste del cuerpo, en peligros de muerte, etc. Sin embargo, el apóstol dice que nunca se da por vencido (perder el ánimo, carecer de valor) (2Cor.4:1,16). Para que Pablo pueda decir algo así debe tener un poder especial que lo sostiene y una visión diferente de la vida. ¿Qué es lo que Pablo tiene y que lo convierte en una persona con mucha esperanza en medio de tantas adversidades? El pasaje de 2Cor.4 nos da alguna luz de aquello que sostenía a Pablo en medio de las aflicciones que enfrentaba. 

[1] La presencia de Dios y el conocimiento de Dios (2Cor.4:6-7). La presencia de Dios en el vaso frágil hace que seamos algo especial, seamos fuertes, capaces y gente con esperanza. Su presencia nos transforma a los que hemos nacido de nuevo en nuevas criaturas (2Cor.5:17 / Ef.4:24 / Col.3:10 / 2Pe.1:4 / Jn.10:10 / Jn.3:16). Somos mortales y no nos podemos salvar a nosotros mismos ni cambiar por nuestras propias fuerzas: La presencia de Dios en nuestra vida como creyente hace la diferencia (2Cor.5:1,4 / Mt.28:18-20 / Gn.28:15)

[2] La esperanza de la manifestación del poder de Dios en su vida y en su cuerpo mortal (2Cor.4:7-12). El creyente enfrenta muchas y diferentes aflicciones y desafíos a lo largo del camino, pero el poder de Dios está a su disponibilidad para fortalecerlo en el hombre interior para marcar la diferencia, tener victoria y servir efectivamente en medio de circunstancias difíciles (Hch.1:8 / Hch.4:7-8,24-31 / Jn.14:16-18 / Ef.3:16 / Col.1:11 / 1Sam.30:1-6)

[3] El espíritu de fe (2Cor.4:13). En medio de las aflicciones y sufrimientos es fácil perder la fe en Dios, la tentación de dejar el camino de la verdad se torna en una gran tentación. Si el creyente pone su mirada en las dificultades y no en las promesas del Señor y en Su poder, entonces las cosas se tornan críticas y peligrosas. Solo la mirada en Jesús ayuda al creyente a salir adelante (Sal.116:10 / Rom.10:17 / Ef.6:16 / Stg.1:5-6 / Hebr.12:1-3).

[4] La esperanza de la resurrección de entre los muertos (2Cor.4:14). El creyente vive negándose a sí mismo y dejando a un lado la vida pecaminosa por amor a Dios y por cumplir con los mandamientos de Dios y sus planes para la vida - entendiendo que los planes de Dios son para vida. También entiende que un día morirá y que resucitará para vida eterna. Esta esperanza lo sostiene y lo mantiene en la carrera sirviendo al prójimo y enfrentando todos los desafíos de la vida y del ministerio con la ayuda y el poder de Dios. Esta esperanza se basa en que Jesucristo fue resucitado (Jn.5:25,28-29 / Jn.11:25 / Hch.24:15 / Rom.8:11 / 1Cor.6:14 / 1Cor.15:19-22 / 2Cor.4:14 / 1Tes.4:16-18).

[5] La necesidad de otros y ver la gracia de Dios obrando en ellos y a través del ministro, y sus resultados - todo esto es suficiente motivación para seguir firme en la fe (2Cor.4:15). Tanto el  ministro sincero como el creyente verdadero sufren lo que sea por amor a otros y por ver a Dios siendo glorificado. La satisfacción que produce el servir a otros y ver la gracia de Dios operando en la vida del prójimo sostiene al creyente en medio de los sufrimientos (Jn.21:16 / 1Cor.15:58 / Gal.6:10). Cuando servimos a Dios de manera sincera en medio de la oscuridad, entonces Dios es glorificado (Mt.5:16 / Jn.15:8 / 1Cor.6:20 / 1Pe.2:9)

[6] La esperanza de la gloria eterna lo sostiene (2Cor.4:16-18). Pablo escribe este pasaje para específicamente ayudarnos a no perder las esperanza, para que nunca nos demos por vencidos. El dice que nuestro cuerpo físico se va desgastando, se envejece, se debilita, se enferma. Sin embargo, el hombre interior del creyente en Cristo cambia continuamente para bien, es renovado cada día. Pablo sigue y dice que los sufrimientos acá en la tierra son pasajeros y livianos (aunque esto no lo percibimos todas las veces de esa manera). El peso de la gloria eterna no se compara con los sufrimientos pasajeros. Las aflicciones son cambiadas por la gloria eterna. Pablo nos anima a poner nuestra mirada en las cosas invisibles, ya que lo que nos rodea y nos aflige y que parece de gran peso nos jala para abajo. TAMBIÉN nos dice que los sufrimientos son una herramienta (producen, obran, consiguen, producen mediante esfuerzo) que nos prepara para la eternidad y añaden a la gloria que vamos a vivir - tienen un efecto positivo y eterno incalculable. Los sufrimientos tienen una recompensa eterna si sufrimos como cristianos - podemos decir que quien más sufre acá el peso de la gloria eterna será mayor (Mt.5:12 / Rom.5:3-5 / 2Tes.1:4 / Hebr.12:10-11/ Stg.1:3-4 / Stg.1:12 / Lc.6:23 / 1Pe.1:7-8 / 1Pe.5:10). La dirección de nuestra mirada juega un papel muy importante como fuente de desánimo o de ánimo y fortaleza (Hebr.11:25-27 / Rom.8:24-25 / Hebr.12:1-3).
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jueves, 14 de junio de 2018

Sufrimientos: oportunidad para crecer en santidad


"¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes  como a hijos? Él dijo: 'Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor y no te des por vencido cuando te corrija. Pues el SEÑOR disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo'. Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca  fue disciplinado por su padre? Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino ilegítimos. Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, entonces, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre? Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron. Pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad. Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al  contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella" 
(Hebr.12:5-11) NTV

El Padre celestial, en Su amor, nos cuida y busca lo mejor en nosotros y para nosotros. Aun en los momentos más difíciles que podamos vivir en la vida, Él está cerca y busca transformar nuestras vidas para que vivamos una vida que marca la diferencia. Él no busca darnos golpes para destruirnos. Él siempre busca nuestro bienestar.

Sin embargo, El Señor sí nos disciplina - Él usa circunstancias externas para disciplinar, corregir, formar a aquel a quien Él ama. Muchas veces nos sentimos en tales situaciones difíciles y de dolor como si Dios no nos amara o nos sentimos menos amados o como si Dios estuviera lejos de nosotros. Pero la verdad es otra. La realidad es que la disciplina nos confirma como hijos de Dios. 
Dios no está buscando causarnos dolor, dificultades, aflicciones, sino más bien está preocupado en salvarnos y llevarnos a que seamos todo lo que Él quiere que seamos y que tengamos vida eterna. Dios no nos quiere dejar a la deriva y caminando por caminos errados.
La disciplina es corrección, pero también es enseñar, entrenamiento y formación. Las experiencias exteriores de dolor, sea que hayan sido causadas por nuestra culpa o no, se tornan en herramienta para Dios para conseguir Sus buenos propósitos en nosotros - fortalecernos en nuestra fe, crecer en santidad, crecer en nuestra dependencia de Él, etc.
Un llamado importante que encontramos en estos versículos es el de no despreciar la disciplina y el de no dejarnos desanimar por ella. Debemos tomar la disciplina en serio y permitir que cumpla con su cometido divino (Hebr.12:5 / Jer.32:33 / Jer.2:30 / Jer.5:3 / Apoc.16:11 / Hch.7:51)

Si como hijos de Dios, como aquellos que han sometido su vida al Señor, somos disciplinados, entonces no es porque Dios nos tiene bronca o nos desprecia, sino porque nos ama. Si nuestros padres terrenales, quienes nos dieron la vida física, nos tratan con disciplina por amor y por el interés de que no lleguemos a ser bastardos e hijos desordenados, cuanto más el Padre celestial, quien nos dio la vida espiritual, nos tratará de la misma manera. Dios no solo busca que nos vaya bien acá en esta vida, Él busca lo mejor para nosotros para la vida eterna. Los padres terrenales lo hicieron de acuerdo a lo que ellos pensaron que era lo mejor para nosotros en la vida. El Padre celestial sí sabe lo que es bueno para nosotros en todo tiempo. Sin disciplina el mundo estaría en una mayor situación caótica. El mundo requiere de disciplina, de instrucción, de formación, de corrección.
No somos perfectos, somos pecadores y frecuentemente tomamos decisiones equivocadas que nos llevan por caminos de muerte. Dios no quiere nuestra destrucción, sino nuestra vida, vida eterna y por eso trata con nosotros para encaminarnos por las sendas de vida (Hebr.12:7 / Stg.1:12 / Stg.5:11 7 1Pe.2:19 / Lc.10:27-28).

El propósito de la disciplina divina, que es por amor, es que lleguemos a ser participantes de Su santidad. Aunque la disciplina es dolorosa en su momento, al final llega a producir un fruto agradable - "la cosecha de una vida recta" (Mt.13:23 / Sal.34:14). Todo sufrimiento y aflicción tiene como fin el que seamos cambiados a la imagen de Dios, que crezcamos en santidad y vivamos una vida recta (Lv.11:45 / Lc.1:74-75 / 2Cor.7:1 / 1Pe.1:16 / 2Pe.3.11 / Rom.12:1-2). Si en medio de las circunstancias difíciles aprendemos a someternos a Dios de todo corazón, entonces veremos, que estos momentos que sirven como herramienta disciplinadora, nos cambian para ser gente que marca la diferencia y dan gloria a Dios (2Cor.1:8-9).

"Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus  rodillas debilitadas. Tracen un camino recto para sus pies, a fin de que los débiles y  los cojos no caigan, sino que se fortalezcan. Esfuércense por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida  santa, porque los que no son santos no verán al Señor. Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de  recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz  venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a  muchos. Asegúrense de que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú,  que cambió sus derechos de primer hijo varón por un simple plato de  comida. Ustedes saben que después, cuando quiso recibir la bendición de  su padre, fue rechazado. Ya era demasiado tarde para arrepentirse, a pesar  de que suplicó con lágrimas amargas" 
(Hebr.12:12-17) NTV


APLICACIÓN:
¿Cómo se siente usted cuando pasa por momentos difíciles en la vida? - ¿Se siente amado o menos amado? ¿Por qué?

¿Está usted actualmente sufriendo o pasando por una aflicción? ¿Cómo puede usted aprovechar esta situación para acercarse más a Jesús en vez de alejarse de Él?

¿Tiene usted una persona de confianza con al cual puede compartir lo que está viviendo para orar juntos?
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miércoles, 13 de junio de 2018

Las aflicciones nos enseñan a depender de Dios


"Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia, porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar, cooperando también vosotros con nosotros con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido impartido por medio de las oraciones de muchos"  (2Cor.1:8-11) LBLA

Cuando uno de nuestros hijos o nietos corre hacia nosotros llorando no dudamos en levantarlo y abrazarlo, ¿cuánto más va el Padre celestial a abrazar y cuidar a aquellos que corren hacia Él y que se dejan caer en su regazo? (Mt.7:7-11 / Lc.11:13).

En el texto arriba mencionado leemos que el apóstol Pablo estaba pasando por momentos muy difíciles. Pablo habla de una aflicción que los abrumó sobremanera, a él y a sus compañeros. Llegaron a los límites de sus fuerzas y perdieron toda esperanza de salir de esa situación con vida. Sin embargo, también aprendemos que Dios tiene un propósito con esos sufrimientos que estaban viviendo. Dice: "a fin de...".

El propósito era el de llevarlos al punto de no confiar en ellos mismos sino en Dios quien puede resucitar a los muertos. No era llegar a tener necesariamente una esperanza que los iba a sacar de la situación misma, sino más bien una esperanza en la resurrección de los muertos. Aun si estas aflicciones los llevaban a la muerte, ellos aprendieron a ver más allá, a ver la resurrección de los muertos.
Hay momentos en la vida en las que las aflicciones no van a mejorar, podemos morir en el proceso, pero la esperanza de la resurrección de los muertos es suficiente para ayudarnos a seguir adelante confiando en Dios y en Sus promesas de una vida en Su presencia. Es una esperanza que no nace de Pablo ni de lo que diga la gente, ni en trucos religiosos o declaraciones vacías. Es una esperanza generada por Dios en Pablo y en sus compañeros. Dios es quien los lleva a que aprendan a confiar más profundamente en Dios quien los resucitará de entre los muertos - la muerte física no es el fin.

El propósito de Dios en las aflicciones, sufrimientos y tragedias es la de hacernos más fuertes en Dios; que nuestra confianza en Él esté bien fundamentada y nuestro carácter sea todo lo que Él quiere que sea. Dios usa los sufrimientos para enseñarnos a confiar en Él, depender de Él, esperar en Él (Rom.5:3-5).

Todo sufrimiento humano tiene el propósito de despertar o fortalecer nuestra dependencia y confianza en Dios quien resucita a los muertes y quien cumple Sus promesas contra todos los pronósticos humanos. La confianza salvadora que da seguridad y esperanza no es la confianza basada en nosotros mismos ni en una persona o en cosa o sistema alguno.
Los sufrimientos nos llevan a ser más dependientes de Dios y no de nosotros mismos. No es la fe en nosotros mismos la que nos da verdadera esperanza, sino la fe en Dios quien es poderoso para resucitar a los muertos y para hacer una obra maravillosa en nosotros cambiándonos a la imagen de Cristo. El hombre no se puede salvar/resucitar a sí mismo de entre lo muertos (2Cor.4:7-12 / 1Cor.15:32 / 2Cor.3:5 / 2Cor.12:7-10 / Prov.28:26 / Jer.17:5-7 / Lc.18:9 / Rom.4:17-25 / Hebr.11:17-19).

La confianza en Dios debe ser una confianza a diario. Dice: "... el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar, ..." (2Cor.1:10) LBLA

Finalmente notamos que los sufrimientos personales, como también los de otros, nos enseñan a orar y a dar gracias a Dios (2Cor.1:11). Las oraciones de los creyentes le ayudan al sufriente a experimentar victoria en medio de las aflicciones. Cuando el creyente sufriente es fortalecido y liberado, cuando vemos que nuestras oraciones son contestadas, esto lleva a que todos alaben a Dios (Rom.15:30-31 / Ef.6:18 / Filp.1:19 / Col.4:12 / Stg.5:16).

APLICACIÓN:
¿Los sufrimientos te llevan a buscar más a Dios o más bien te alejan de Él?

¿Sabe de alguien que está pasando por aflicciones y sufrimientos? ¿Cómo puede orar por esta persona?

Si usted está pasando por un momento difícil ¿por qué no pide que otros oren por usted estando en medio de esas circunstancias?
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sábado, 9 de junio de 2018

Los sufrimientos y las tragedias nos instan a vivir una vida ordenada


"En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos eran más  pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. ¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente" 
(Lc.13:1-5) LBLA

Algunos piensan que algunos sufren porque son más grandes pecadores o porque no tienen suficiente fe. Hay quienes llegan a pensar que eso es la verdad y pueden caer entonces en grandes sentimientos de condenación y de vergüenza. La verdad es que no sabemos siempre por qué estamos sufriendo. Sin embargo, es cierto que la Biblia nos da algunas razones generales de las razones del sufrimiento y su propósito.

En el relato que encontramos en Lucas 13:1-5 leemos de dos episodios en el que cierta gente sufrió:

  • el primero tiene que ver con un asesinato, es en realidad una masacre perpetuada por parte de Pilato. Él asesinó a algunas personas que estaban ofreciendo sacrificios en el templo y mezcló así su sangre con los sacrificios. No sabemos con exactitud quienes eran esos galileos - ¿eran revolucionarios que se oponían al sistema, eran ladrones, era gente que no quería pagar los impuestos al reino romano, eran religiosos, eran personas comunes y corrientes? No lo sabemos. Este episodio es lo que podemos llamar una atrocidad cometida por humanos, más específicamente por un gobierno.
  • el segundo episodio es un accidente, una calamidad - la torre de Siloé cayó sobre 18 personas y las mata. Estas personas pueden haber estado construyendo o reparando la torre - estaban siguiendo sus labores.

A veces tendemos a pensar que si algo así le pasa a una gente es porque debieron haber hecho algo terrible o cometido un pecado 'horrible'. Conectamos entonces inmediatamente el pecado con el sufrimiento. La respuesta de Jesús es clara: estos que sufrieron no son peores que el resto del mundo, y el resto del mundo no es mejor que los que sufrieron estas cosas. Tampoco es correcto pensar que de acuerdo a los pecados o el tipo de pecado que haya cometido una persona, ésta entonces sufrirá más o menos. Si el sufrimiento dependiera de nuestros pecados, entonces ninguno estaría vivo (Mt.7:4 / Hch.28:4 / Rom.3:10-18,23 / Rom.6:23 / Rom.8:6)

Jesús aclara enfáticamente que si nosotros los que aun vivimos y quienes no estamos actualmente viviendo esos sufrimientos o tragedias no nos arrepentimos de nuestros pecados, entonces igualmente vamos a perecer (ser destruidos totalmente, caer en la ruina). Todos somos pecadores y merecemos la muerte (Rom.6:13). Por eso debemos estar muy prestos a buscar el arrepentimiento mientras vivamos, mientras haya oportunidad - Dios nos ha dado tiempo adicional para poner las cosas en orden. El único camino para escapar de la perdición es el arrepentimiento (Hch.2:38 / Hch.3:19 / Hch.8:22 / Hch.17:30).
No necesariamente se dice que vamos a experimentar los mismos sufrimientos como los mencionados en estas historias, pero al final de la vida sí perderemos todo si no nos arrepentimos de nuestros pecados.

Cada vez que vemos sufrimiento o tragedias debemos recordar que lo mismo me puede pasar en cualquier momento y que por eso debo apurarme a auto-examinarme y en caso dado a arrepentirme de mis pecados y vivir una vida ordenada en Dios. 
Es terrible si vivo sufrimientos o si veo a alguien sufrir y eso no me lleva a examinarme y a buscar a Dios de todo corazón (Apoc.16:8-11). De nada sirve señalar a otros y no hacer un sincero auto-examen (Mt.7:4).

Los sufrimientos humanos (si los vivimos, vemos o si escuchamos de ellos) nos convocan a buscar a Dios en todo momento, a arrepentirnos de nuestros pecados, a vivir una vida ordenada delante de Dios recordando que todos podemos sufrir y experimentar cosas similares o peores.

Citas adicionales para considerar: 1Pe.4:17-18 / Job 22:5-16 / Jn.9:2 / Hch.28:4 / Lc.19:42-44 / Mt.23:35-38

APLICACIÓN:
¿Alguna vez ha sufrido o visto, escuchado de tragedias y de sufrimientos y te han llevado a revisar su propia vida? ¿Te ha llevado esta revisión de vida a arrepentirse de algo? Explique
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lunes, 4 de junio de 2018

Escuchar para obedecer - no se engañe

"No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia." Stg.1:22‭-‬25 NTV

Leer, meditar, estudiar y entender la Palabra de Dios, aceptar la voluntad de Dios como buena para su vida, no es suficiente. Debemos recordar el mandamiento de Jesús y el cual fue reiterado por Santiago estamos llamados a ser hacedores y no simplemente oidores de la Palabra. La obediencia es la clave en el proceso de ser un discípulo de Cristo (Mt.7:24-27 / Mt.28:18-20 / Stg.1:22-25).

Rara vez alguien obedece automáticamente o por naturaleza. Frecuentemente debemos tomarnos el tiempo no solo para digerir lo que hemos leído, meditado o estudiado, sino también debemos tomar tiempo para planificar cómo es que vamos y podemos obedecer prácticamente la voluntad de Dios.

¡Planee atentamente obedecer, no solamente escuchar! 

domingo, 3 de junio de 2018

Consolados para Consolar

"Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios  es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros  podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos  ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros. Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo. Aun cuando estamos abrumados por dificultades, ¡es para el consuelo y la salvación de ustedes! Pues, cuando nosotros somos consolados, ciertamente los consolaremos a ustedes. Entonces pueden soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros" (2Cor.1:3-6) NTV

El apóstol Pablo nos está recordando que Dios no nos ayuda en tiempos difíciles para que solamente nosotros seamos bendecidos, y para que luego acaparemos lo que Él nos ha dado. El nos bendice para que a la final nosotros podamos también consolar a otros.

1. Así como los sufrimientos de Jesús llegaron a ser nuestro consuelo - ya que por ellos Él nos puede extender misericordia, perdón, consuelo, vida -, nuestros sufrimientos y el consuelo recibido de Dios llegan a ser una herramienta para consolar a otros. Jesús es nuestro modelo quien a través de Sus sufrimientos puede extendernos bendiciones, nos consuela y da esperanza de vida.

2. El consuelo que recibimos / experimentamos viene de nuestro Dios, del Padre misericordioso, por medio de Cristo. Es un consuelo que nosotros no nos ganamos o merecemos. Es un consuelo que recibimos totalmente gratis. No puede ser que nosotros recibamos este tipo de consuelo inmerecido y no compartamos con otros lo recibido de Dios - lo recibido de manera gratuita lo debemos dar de manera gratuita. (CONSIDERACIÓN ADICIONAL: Es terrible si creemos que podemos comprar las bendiciones de Dios o si creemos que se pueden ofrecer por dinero).

3. "Hay más bendición en dar que en recibir" (Hch.20:35)​ NTV. Si el ser consolados es solamente para nuestro bien personal, entonces llegamos a ser como el mar muerto en el que le entra agua pero no sale y por eso el 'mar muerto' es muerto y salado y no tiene vida. No podemos embotellar las misericordias recibidas de Dios y creer que solo son para nosotros personalmente. La bendición y el gozo se completan en la vida de un creyente cristiano al recibir el consuelo y al darlo libremente a otros.

4. El propósito de los sufrimientos es el de ser preparados, formados, capacitados para consolar a otros. Los sufrimientos llegan a ser parte importante de la vida de un creyente, y en especial de un líder, que quiere servir como Jesús lo hizo​. Si en medio de sufrimientos soy consolado por Dios (recuerde que Él es la fuente de toda consolación), entonces puedo consolar a otros y ayudarles a que no pierdan la esperanza de su salvación. Recuerde que sufrimientos pueden ser tan abrumadores que a la final apagan toda esperanza, y la fe en Dios sufre - la gente entonces es tentada a dejar el camino de Dios. Dios permite que seamos afligidos para que seamos consolados a través de su misericordia y así podamos consolar a otros; y con esa consolación recibida y ahora compartida fortalecer entonces a otros creyentes para que perseveren en su fe y en su caminar con Cristo.

APLICACIÓN:
¿Ha usted alguna vez vivido una temporada en la que Dios te consoló de manera especial? ¿Cómo te consoló Dios en esos momentos y cómo manifestó Dios Su poder en su vida? Explique

¿A quién puede compartirle durante esta semana lo que Dios hizo en su vida y de cómo El le consoló en medio de dificultades? ¿Hubo alguna cita bíblica en especial que Dios uso para fortalecer su fe y que usted ahora pueda usar para consolar a otro?